Siempre hemos visto la tecnología como esa herramienta que simplifica las tareas cotidianas del hombre. Sin embargo debemos preguntarnos ¿Cuán positivo ha sido el papel de la tecnología en la vida del hombre?

Sí bien, la respuesta es obvia dentro del colectivo social. La tecnología nos ha ayudado a romper barreras insuperables en el pasado. No obstante al hacer un balance vemos como esta ha actuado de manera negativa en el desarrollo y la evolución del hombre.

 

Prueba de lo anterior es que en comparación con el pasado hoy confiamos aspectos que antes delegábamos a nuestro cerebro, como lo son memorizar, razonar, socializar, entre otros más, a pequeños dispositivos que te hacen la tarea. En algunos casos encontramos gente que al preguntarle datos o rasgos de sus amigos acuden a su cuenta en Facebook para responder las preguntas, hace un tiempo el ser humano guardaba en su cerebro esta información (edad, dirección, teléfono, lugar de nacimiento, etc.) y esto creaba un lazo de amistad fuerte.

 

El objetivo de este artículo no es satanizar el uso de la tecnología, pero si hacer un llamado al uso apropiado de esta. Los constructores de tecnología debemos ser conscientes de los perjuicios que nuestras ideas y productos pueden causar a la humanidad. Mi idea, en un futuro, es definir estándares que permitan evaluar los daños que la tecnología puede causar, para crear mecanismos de ayuda  y mitigar el mismo.

 

¿Por qué no pensar en aplicaciones que obliguen al usuario a estimular su memoria o su capacidad de raciocinio? Es el momento de mirar hacia el futuro e involucrar la ética en la producción de tecnología.